Vacaciones Inútiles
Colegios sacaplata; malas clases de deporte, de arte; malos profesores; aburrimiento… Las vacaciones de los niños y adolescentes a veces no son las esperadas para ellos (o para sus padres).
Para algunos las clases no terminan en diciembre, y van a clases de verano porque jalaron cursos; otros son obligados a prepararse para el siguiente año y adelantan temas. La carga es menor, pero los chicos o se aburren de las clases o las olvidan y prefieren hacer otra cosa a prestar atención. Hay clases de academia en las que los chicos solo van a hacer vida social y no aprenden ni el nombre de la academia. Recuerdo que mi amigo “se tiraba la pera” y se iba a una cabina de internet, y sus padres ni se enteraban.
Yo tuve clases de dibujo hace dos años. Creí que me fascinarían, pero terminaron también como vacaciones inútiles: el profesor solo nos daba hojas con dibujos para reproducir, mientras él enviaba mensajes desde su Smartphone. Una amiga mía estudiaba en la misma institución que yo, pero un día se escapó y se fue a un centro comercial.
Algunos jóvenes piensan en diciembre “estas vacaciones sí que se serán las mejores”; el resultado es que unos se sobrecargan y otros ni siquiera logran inscribirse en lo que querían y se aburren un montón. Algunos padres piensan “a mi hijo le va a encantar esto”, pero a su hijo no le encanta para nada. Otros padres quieren que sus hijos aprovechen las vacaciones para estudiar más, yo diría más bien, para quemarse el cerebro. Otros quieren pasar más tiempo con sus hijos y acercarse más a ellos mediante actividades que estos no disfrutan. Y otros no los inscriben en ningún curso para que los ayuden en casa.
Las vacaciones pueden no llenar nuestras expectativas cuando uno solo quiere encontrar relajación luego de un año recargado. Después de todo, ciertas actividades que parecen inútiles pueden resultar placenteras cuando lo que necesitamos es descanso.
Para algunos las clases no terminan en diciembre, y van a clases de verano porque jalaron cursos; otros son obligados a prepararse para el siguiente año y adelantan temas. La carga es menor, pero los chicos o se aburren de las clases o las olvidan y prefieren hacer otra cosa a prestar atención. Hay clases de academia en las que los chicos solo van a hacer vida social y no aprenden ni el nombre de la academia. Recuerdo que mi amigo “se tiraba la pera” y se iba a una cabina de internet, y sus padres ni se enteraban.
Yo tuve clases de dibujo hace dos años. Creí que me fascinarían, pero terminaron también como vacaciones inútiles: el profesor solo nos daba hojas con dibujos para reproducir, mientras él enviaba mensajes desde su Smartphone. Una amiga mía estudiaba en la misma institución que yo, pero un día se escapó y se fue a un centro comercial.
Algunos jóvenes piensan en diciembre “estas vacaciones sí que se serán las mejores”; el resultado es que unos se sobrecargan y otros ni siquiera logran inscribirse en lo que querían y se aburren un montón. Algunos padres piensan “a mi hijo le va a encantar esto”, pero a su hijo no le encanta para nada. Otros padres quieren que sus hijos aprovechen las vacaciones para estudiar más, yo diría más bien, para quemarse el cerebro. Otros quieren pasar más tiempo con sus hijos y acercarse más a ellos mediante actividades que estos no disfrutan. Y otros no los inscriben en ningún curso para que los ayuden en casa.
Las vacaciones pueden no llenar nuestras expectativas cuando uno solo quiere encontrar relajación luego de un año recargado. Después de todo, ciertas actividades que parecen inútiles pueden resultar placenteras cuando lo que necesitamos es descanso.
Por: Erick Garay
Tomado de larepublica.pe
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