martes, 18 de septiembre de 2012
Inteligencia Vs. Histeria
Hoy la prensa estará desbordando de columnas, opiniones y, especialmente, debates sobre los 20 años de la caída de Abimael Guzmán. Ni qué decir las redes sociales, en las que seguramente todo derivará hacia la cada vez más predecible guerrita DBA vs caviares, en la que el máximo logro suele ser generar un trending topic en Twitter.
Esas guerritas suelen ser un buen reflejo del nivel de histerismo con el que se suelen abordar estos temas: desde el opinador desinformado de Facebook hasta el coleguita frustrado porque no puede decir que los derechos humanos son una cojudez aunque le encantaría, pasando, por supuesto, por los congresistas peligrosamente ignorantes o venalmente mentirosos (no sé cuál es peor).
Un caso reciente es particularmente ilustrativo: la muerte del llamado camarada “William”. Erróneamente, el Ministerio del Interior dijo, cuando lanzó la información, que el verdadero nombre de este terrorista era Rolando Cabezas.
Inmediatamente, desde el fujimorismo y sus medios aliados se aseguró que Rolando Cabezas figuraba como “víctima” en el Informe Final de la CVR y que, además, lo había considerado como beneficiario de reparaciones.
El problema es que para criticar hay que informarse, a menos que la intención, por supuesto, sea echar lodo nomás. La verdad era que:
No figuraba como “víctima”, sino como “desaparecido”. Un desaparecido no necesariamente es una víctima, vamos, que no es tan difícil de entender. Y, efectivamente, el terrorista estaba en calidad de desaparecido hasta que volvió a aparecer en el VRAEM.
La CVR no determinó quiénes eran beneficiarios de reparaciones. Eso lo hizo el Consejo de Reparaciones, una instancia del PCM que, por cierto, hizo su trabajo durante el gobierno aprista, el régimen menos amigable con la CVR.
La inscripción de Cabezas Figueroa como beneficiario de reparaciones había sido anulada ya en enero de 2011 precisamente porque la Dircote advirtió que el señor había vuelto a aparecer y pertenecía a las filas de Sendero Luminoso.
El artículo 4 de la Ley de Reparaciones establece claramente que ningún miembro de una organización terrorista puede recibir una reparación. O sea, hubiese sido imposible que el señor Cabezas Figuroa cobre dinero como si fuera una víctima.
El “camarada William” no era Cabezas, sino Víctor Hugo Castro Ramírez, con lo que incluso las aclaraciones anteriores no tienen sentido.
Cada una de estas cinco desinformaciones fue desmentida pero ha sido, nueeeevamente, aprovechada por cierto sector de los medios y la política para pretender tumbarse todo el trabajo de la CVR.
Por supuesto que el Informe Final no es la Biblia ni el Corán; se puede cuestionar su interpretación de los hechos o su metodología, pero es definitivamente el trabajo más completo jamás hecho sobre la época de la violencia. El bando desacreditador no puede ofrecer nada parecido y lo más probable es que jamás lo haga.
¿Cuál es la alternativa? ¿Desacreditar un trabajo que, más bien, es evidente que también necesita de los aportes de sus críticos? ¿”Dejar de remover heridas” como pedían sus detractores hasta que apareció Movadef y súbitamente entendieron la necesidad de la memoria?
El enfoque histérico no funciona ahora y tampoco funcionó cuando fue aplicado por los políticos que gobernaron entre los 80 y los 90. Hasta ahora seguimos pagando las consecuencias de dejarse llevar por los prejuicios, de no escuchar, de disparar primero y preguntar después. Lo que finalmente nos dio la victoria, hace exactamente 20 años, fue el trabajo paciente de inteligencia del GEIN: es decir, la recopilación paciente y desprejuiciada de información y el análisis desapasionado de los hechos. Pensar, en serio, antes de actuar. Pensémoslo.
Por Marco Sifuentes
http://sifuentes.pe/
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario